martes, 6 de septiembre de 2016

Oligoamnios: A vueltas con el líquido amniótico

Que les gusta a los ginecólogos y matronas del mundo darle emoción a nuestros embarazos, lo sabemos todas las que pasamos por la difícil tarea de cargar con barrigón con la ilusión y la esperanza de tener un parto sin complicaciones y un bebé sano allá por los 8 meses de gestación (reconozcámoslo, a todas nos sobra el último mes).

Si no te dicen que el bebé parece pequeño, resulta que le ven un bultito, o que parece que la cabeza no es muy grande, o que tiene una proteína descompensada, o que se niega a darse la vuelta... El caso es poder ponerse delante del ecógrafo, resoplar y poner morros y caras raras para que tú empieces a hiperventilar de mala manera y a morderte los labios hasta sangrar de la tensión hasta que se deciden a decirte, 10 minutos después del calvario -que parecen 3 horas y media-, que todo está bien.

El problema viene cuando después de los 10 minutos de caras raras mirando un ecógrafo que parece provenir de la antigua Unión Soviética, en el que por no ver, no ves ni bebé, ni bolsa, ni nada que se asemeje a vida humana por ninguna parte, lo que te dicen es que "no hay líquido amniótico". ¿¿¿Qué, cómo, no hay qué, cómo no va a haber, qué me estás contando, dónde sacaste la carrera, a quién robaste el ecógrafo y dónde está mi bebé??? Y a lo mejor si no lo tiene es porque no lo necesita, o le da miedo nadar, y tanta humedad no es buena para los huesos...

Pues resulta que la ginecóloga del Centro de salud, que me tiene manía porque cada vez que me ve me da un disgusto, así, por alegrarse la mañana, me confirma que tengo a la Cachorrina 2.0 en secano y que tengo Oligoamnios, que es la escasez o falta de líquido amniótico, que ellos miden por cuadrantes en el ecógrafo, midiendo los "pozos" de líquido que se encuentran y sumándolos, obteniendo así el ILA (índice de líquido amniótico), que debe ser superior a 5 cm para que el bebé no tenga problemas en su desarrollo o crecimiento. El caso es que a la gine, y su ecógrafo con la misma resolución de pantalla que el Telesketch, le salían sólo 2 cm de líquido en la bolsa que alberga a la Cachorrina 2.0, que parece ser que poco menos que era un escupitajo de la nena y ya, ahí no había más. 




Para dejarnos más tranquilos, eso sí, nos dijo que fuéramos a urgencias al hospital, no sin antes recomendarnos pasar por casa a por una maleta con  mis cosas porque me iban a  tener que ingresar en observación y que si no recuperaba líquido en un par de días, me tendrían que sacar a la Cachorrina 2.0. Qué paséis un buen día.

Y así muertos del susto nos fuimos a casa a por la maleta y a urgencias, viéndonos ya con Claudia sietemesina y teniendo que velarla día y noche al lado de la incubadora, y yo arrastrando los pies de Hobbit que me gasto últimamente y llorándole al Cangués que cómo va a tener líquido la nena, si lo tengo yo todo en los tobillos... 

El caso es que, para terminar de amenizarnos la mañana, en el Hospital nos recibieron dos niñas muy graciosas, con su acné prepúber y sus braquets, disfrazadas de médico, que nos dijeron al unísono desde detrás de una mesa que les quedaba grande: "somos las ginecólogas", así, para que nos lo creyéramos y creérselo ellas también -angelitos-. Que se ve que, como es agosto y no hay cole, y los padres no tenían con quién dejarlas, se las llevaron ese día al trabajo, más monas... ¡¿¿Alguien que haya acabado la carrera o la ESO por aquí, por favor??! Las pobres quisieron ponerse muy profesionales a comprobar el tema del líquido que nos había llevado hasta allí, pero sabían interpretar la maquinaria lo mismo que yo (se ve que todavía no habían aprobado Primero de Manejo de ecógrafo) y tuvieron que pedir ayuda, y entonces sí, nos mandaron a una ginecóloga con la carrera terminada que nada más ver el ecógrafo nos dijo que había líquido por todas partes (WTF!), 8 cm nada más y nada menos, y que la nena estaba más a remojo que Mireia Belmonte y que tenía de sobra para nadar y beber y orinar y volver a beber, y esas guarrerías que se supone que hacen nuestros nenes con el líquido ahí dentro. Y a todo esto, allí las niñas: ¿dónde está el líquido, dónde, dónde?, ¿es eso negro?, a ver que no veo, ¿nos lo enseñas, nos lo enseñas? Qué ricas.

Total, que después de pasar la mañana en el hospital, pudimos irnos a casa  más tranquilos pensando que todo estaba bien... aunque claro, como teníamos un empate técnico (una gine que veía un spa en mi vientre y otra que veía a la nena sin un chupito que echarse a la boca), decidimos pedir cita para un desempate en una consulta privada, en la que por el módico precio de un ojo de la cara (en efectivo, eso sí, no fuera a ser que constara en alguna parte el ingreso y tuvieran que declararalo), nos confirmaron que la niña nadaba en líquido amniótico que daba gusto. Y para confirmarlo le bastaba a la doctora con ponerme las manos sobre la barriga, porque nada más tocarla me dijo que por supuesto que había líquido, que me lo mostraría en el ecógrafo, pero que sólo con tocar ya se sabía... cosa que no hicieron ni la que me tiene manía, ni las "hola, somos gines de verdad de la buena" adolescentes, ni la que las supervisó. Vaya plan tenemos con los recortes en sanidad, oiga.

Y así, señoras y señores, es como le dimos emoción a la ecografía del tercer trimestre. Que nos gusta un simulacro...