lunes, 25 de julio de 2016

La Cachorrina cumple tres

Tres años desde aquel 25 de julio en el que nos cambiaste la vida de la forma más radical que podíamos imaginar: asomaste tu cabecita al mundo, nos miraste con esos ojazos gigantes que te gastas y de alguna manera supimos que ni nosotros ni nuestro mundo volvería a ser el mismo. 


En estos tres años nos has dado mala vida, sí, pero también el mayor cúmulo de sentimientos, sensaciones y ternura infinita que existe. Nos has enseñado a ser más pacientes, más humanos, más humildes (a base de zascas y de frustraciones, eso sí), a querer más allá de lo imaginable, a preocuparnos constantemente por algo más grande que nosotros (a mí concretamente me has convertido en una cagona, a la que le aterra pensar que puedas faltarnos o que podamos faltarte). 

En estos tres años te hemos visto crecer con orgullo, a apreciar cada logro, por tonto que fuera (como se puede aplaudir tanto, bailar y cantar por ver a alguien comerse unas fresas o pedir pis, es para hacérselo mirar), a descubrir el mundo de nuevo a través de tus ojos, donde todo es mucho más puro y bonito. 
Hemos aprendido lo que es el agotamiento y la paciencia más allá de lo que creíamos posible, y también que todo el cansancio del mundo se arregla con una sonrisa tuya o tus brazos chiquitinos dándonos un mimo.
Hemos descubierto que el tiempo pasa volando y que por mucho que nos esforcemos, no podemos retener tu crecimiento, ni siquiera en la memoria, que nos juega malas pasadas (no sabes la pena que me da a veces no recordar apenas como era tenerte en brazos cuando eras un bebé). Contigo todo es presente: un presente vivo, alegre, cambiante, que nos trastoca siempre los planes, que nos pone patas arriba las ideas y la casa.

Tres años en los que nos has hecho más responsables, porque sabemos que hay una personita que nos necesita las 24 horas del día, los 7 días de la semana y para la que somos el centro de su universo; y más prácticos, porque no hay tiempo ni energía para desperdiciar en cosas que antes nos parecían importantísimas, pero, ¿sabes qué?, que no lo son. 

En tres años nos hemos dado cuenta de que no hay nada mejor que asomarse a la vida jugando y que nada más importa si conseguimos que seas feliz cada día. Porque desde aquel 25 de julio de 2013, vivimos buscando escuchar tu risa a diario.

Tres años en los que nos hemos quejado, mucho, muchísimo, de no dormir, de estar agotados, de sentir que a veces podías con nosotros o nuestra paciencia; pero también tres años con la certeza absoluta de que eres lo más bonito que hemos hecho en la vida.

Y lo mejor, es que esto sólo acaba de empezar, y a ti te quedan muchas cosas por aprender, y muchas por enseñarnos.

Feliz cumpleaños, mi Cachorrina.