viernes, 28 de marzo de 2014

8 meses

El pasado día 25 de marzo, la Cachorrina cumplió 8 meses y lo celebramos yendo al pediatra, aunque no tocara revisión, para conocer al que será el nuevo médico de la peque con esto del traslado. Allí nos confirmaron, lo que mi espalda contracturada ya sabe: que la peque ha engordado otro kilo y ya estamos en los 8,850 kg de peso y en 70 cm de altura.

Con sus nuevas dimensiones de peso semipesado, se nota que la Cachorrina ha ganado mucha fuerza y está ganando muchísima autonomía con sus movimientos. Ya nunca te la encuentras donde la dejaste, aunque aún no gatee. Se arrastra hacia adelante, hacia atrás (como mejor le sale) y en círculos, y aún no sé cómo se desplaza también sentada con el culo, con lo dífícil que es eso... También hace muy bien la croqueta y gira sobre sí misma las veces que sea necesario para alcanzar lo que quiere y está mostrando unas nuevas dotes de gimnasta olímpica rusa, espatarrándose en el suelo haciendo el spagat, que ríete tú de Nadia Comaneci, aunque se queda atascada y tiene que pedir auxilio porque ni ella sabe como llegó a esa postura.

Como más le gusta jugar sigue siendo sentada porque maneja lo que quiere, aunque no duda en tirarse de cara al suelo para poder arrastrarse o croquetear hasta los juguetes que le quedan más lejos. Así que la tenemos todo el día a la pobre en la alfombra en medio del salón rodeada de cojines y todos sus muñecos, para que se mueva a sus anchas.

También hace amagos de incorporarse cuando se pone bocabajo en el suelo y se retuerce intentando levantar el culo a la vez que los brazos para ponerse a cuatro patas, pero todavía no lo ha conseguido, aunque algo nos dice que en las próximas semanas ya se conseguirá gatear (para mayor estrés nuestro).

La motricidad de sus maninas también ha mejorado muchísimo y cada vez es capaz de agarrar bien objetos más pequeños, darles vueltas y pasárselos de una mano a otra, lo que le permite más opciones de juego y más destreza para llevárselo a la boca (¡socorro!).

Está empezando a descubrir la ley de la gravedad y ya comienza a tirar las cosas al suelo y ver como caen, lo que se traduce en muchas sentadillas para mamá (que me vienen bien, no digo yo que no -¡la calle es mi gimnasio!-). Y le encanta rascar texturas nuevas (loca se volvió con las paredes de gotelé del pasillo del pediatra el otro día) y chocar objetos para hacer que suenen. Así que sus juguetes preferidos ahora ya no son los suaves y melosos, sino que prefiere los que emiten luces, música y otros sonidos y tienen diferentes botones y elementos que aporrear para hacer ruido.

En cuanto al habla, ya repite sílabas nuevas, e incluso combina vocales (antes todo era con la A) y ya dice cosas como mama, papa, toto, teta, tata, gaga, gu,... y los combina con pedorretas varias. Debo decir que aunque ya diga esas cosas, todavía creo que no lo dice con intención, osea que dice mamma o pappa, incluso teta, pero que lo dice como dice todo lo demás, por practicar el habla, no porque esté queriendo decir mamá ni papá. 

Sobre la comida, seguimos afianzando la fruta y la verdura y las dos cosas se las come fenomenal y le encantan. La fruta le gusta en papilla, pero también que le dejes comer y chupar trozos y los purés de verdura con pollo, pavo o ternera le chiflan y se come unos platos de adulto que meten miedo. El próximo mes empezaremos con el pescado, aunque según el nuevo pediatra ya podemos darle de comer lo mismo que comamos nosotros, exceptuando el azúcar. Así que me iré animando a darle a probar de nuestra comida también. Combinamos los purés y papillas con lactancia materna.

Las noches sigue sin dormir del tirón más de 3 ó 4 horas, las noches buenas. Las noches malas, se despierta cada hora y media, dos horas. Mucha muete. Aunque debo decir que, aprovechando la mudanza, la hemos pasado a su propia habitación y sigue durmiendo igual de mal, pero no peor, así que supongo que significa que se ha adaptado bien al cambio;). Incluso a mitad de mes nos regaló dos noches buenas, una con turnos de sueño de 4 horas y otra de 6 horas seguidas. Pero nos castigó duramente los días siguientes para que no nos viniéramos arriba. Porca miseria...

Por lo demás, es una niña feliz, muy alegre y sociable, que se ríe mucho, incluso a carcajadas, y que se va con cualquiera que le dedique una sonrisa. También es mimosa, observadora y muy activa y cada día que pasa está más guapa -que no es que lo diga yo porque soy su madre, jaja...-.


Ya estoy deseando ver sus progresos y cambios de este nuevo mes que empezamos. ¡Hasta el próximo post!

miércoles, 19 de marzo de 2014

El Cangués

El Cangués quiere a su Cachorrina por encima de todas las cosas, él la cuida, la protege, ríe con ella y se desvive por escuchar sus carcajadas y ver su sonrisa desdentada.

El Cangués hace kilómetros en el pasillo para dormirla o simplemente calmarla, la pasea en su silla con una sonrisa en la cara, la lleva en la mochila orgulloso de su bebé, se tira con ella en la alfombra y deja que le taladre los oídos con musiquillas de juguetes infernales.

El Cangués nunca tienen nada más importante que hacer que atenderla y jugar con ella, le da papillas, deja que se ponga (y lo ponga) perdido de puré, cambia pañales tóxicos, la mira y la remira con ojos de enamorado, le canta hasta el infinito la canción de los elefantes y la tela de araña de criptonita para que se coma la última cucharada.

El Cangués ya no ve Teledeporte (así en general, echen el deporte que echen), porque ahora conoce a Dora, Pocoyó o Peppa Pig, y se sabe la canción de Bob Esponja y Tickety Tock. También le canta la Vaca Lechera y le pone a los Cantajuegos a todo trapo en el coche.

El Cangués habla con la Cachorrina en su idioma, baila con ella ante el espejo y por cansado que llegue de trabajar, siempre tiene ganas de una buena lucha de cosquillas con su peque.

El Cangués se sorprende todos los días de lo que crece "el bicho" y de "lo guapa que es, ¡la virgen!" y se la come a besos por la mañana aunque no le haya dejado pegar ojo en toda la noche.

El Cangués tiene conversaciones trascendentales con ella, y hablan de sus estudios y los novios que se va a echar, sabiendo que se va a dejar camelar y le va a subir la paga a la primera caída de pestañas de su nena.

El Cangués le pone los dibus en inglés desde el mismo día que salió del hospital "para que vaya cogiendo la pronunciación", se tira con ella al suelo para enseñarle a gatear y a hacer la croqueta y la pone en pie para que dé sus primeros pasos.

El Cangués le enseña a decir papá y mamá, la baña, le peina los rizos indomables y hasta aprendió a utilizar el asfixiante aspirador de mocos.

El Cangués la viste y "pone guapa" consiguiendo combinaciones imposibles de color en vestido, chaqueta y leotardos, poniéndole 2 bodies uno encima de otro o los zapatos en el pie contrario. Pero tan contentos los dos, oiga.

El Cangués no se deja vencer por el agotamiento y ya anda como loco queriendo dar un hermanín a la Cachorrina.

Cómo la peque no va a patalear y dar grititos de alegría cuando lo ve entrar por la puerta... Yo también pataleo. :)

¡¡Feliz Día del Padre!! 




PD: Feliz Día para todos los papis y en especial al mío, que si lo llego a escoger no hubiera podido elegir mejor. Suertuda que es una. ¡¡Te quiero papi!!

domingo, 16 de marzo de 2014

Alimentación complementaria: La papilla de frutas

Tras 6 meses de lactancia materna a demanda (4 meses, si la lactancia es artificial), llega el momento de comenzar a introducir nuevos alimentos en la dieta de nuestros retoños. Cada pediatra te aconsejará si comenzar por unos alimentos u otros, pero por regla general lo primero en introducirse será la papilla de frutas a la hora de la merienda.

Antes de hablaros de mi experiencia con la cachorrina y la fruta, quiero explicar que hay dos modos de introducir la alimentación complementaria: la tradicional de ofrecer la comida triturada en forma de purés y papillas, y la denominada baby-led weaning -algo así como "destete dirigido por el bebé"-, que consiste en ir dejando al bebé experimentar con la comida, con sus diferentes texturas, ofreciéndole trozos enteros. Este sistema trata de que los peques decidan por sí mismos qué comer y en qué cantidad los pedazos de comida que ponemos a su alcance. Sobra decir que se le deben dar trozos adecuados para el tamaño de su puñito y que sean fáciles de triturar por sus encías o escasos dientes. En nuestro caso hemos optado por combinar los dos sistemas, dándole la comida en papilla a su hora, pero dejando que experimente con alimentos sólidos en otros momentos.

En la revisión de los 6 meses, la pediatra de la cachorrina nos entregó un folio con las pautas para introducir la alimentación complementaria en los siguientes meses, en el que nos decía que a los 6 meses comenzáramos a darle papilla de frutas a la hora de la merienda. El papel en cuestión traía receta y todo, y decía que debía prepararse la papilla con media manzana, media pera, medio plátano y el zumo de media naranja. Debo decir que a mí me parecía una barbaridad porque tanta fruta junta no se la toma nadie, a excepción del Cangués -que en esta casa hay que comprar la fruta en palés porque se come un kilo fácil al día entre unas y otras-. Pero cualquier otro ser humano, no se come 4 frutas, así, pa merendar, con que un bebé de 6 meses acostumbrado a leche todo el día, no te cuento. Así que le pregunté a la pediatra y la buena mujer me dijo que pasara de la hoja y empezara a ofrecerle las frutas de una en una, por un lado, para ver cómo las iba aceptando, y por otro, porque de una en una es más fácil saber si alguna no le sienta bien o le produce algún tipo de alergia. Poco a poco ya las podría ir mezclando un poco en función de lo que demandara la niña.

El primer día le dimos una manzana triturada y la tía se la comió entera. ENTERA. Como si hubiera comido manzanas desde que salió del vientre de su madre. Se emocionaba y pataleaba entre cucharada y cucharada, así que respiramos tranquilos porque quedaba claro que la cachorrina sería buena comedora, y no solo buena lactante.

La siguiente fruta que le dimos fue plátano, que ésta le encantó hasta límites insospechados, pero tras unos días de manzana y plátano la pobre estaba estreñidísima, raro en ella, y lo pasaba tan mal (y nosotros también) que suspendí la fruta unos días, regresando a la seguridad cómoda de la lactancia exclusiva, hasta que volvió a ir bien, y comencé a seguir estos consejillos sobre como darle la fruta sin que el estreñimiento la persiguiera:

- Nunca mezclar manzana y plátano.
- Mezclar alguna de las dos con pera (muuucha pera), uvas o mango.
- Darle agua con la merienda parque las heces se ablanden.

La verdad es que desde que empecé a hacerlo así, se terminaron los problemas de estreñimiento y la peque se comía sus papillas divinamente. 

A las 2 semanas tomando la fruta, cuando ya habíamos resuelto el problema del estreñimiento, empecé a ponerle un cacito de cereales (con gluten, según me dijo la pediatra) en la  papilla para ver si los toleraba bien, y cuando pasaron unos días en los que lo tomaba sin problema, cambié el cacito de cereales por una galleta María, de las de toda la vida de Dios. 

Hoy en día sigue merendando su papilla de frutas muy bien, y como cada vez tiene más "saque" le he aumentado las cantidades de fruta y añadido otra galleta María, y así es como hemos dado con la papilla que más le gusta, con diferencia: un plátano pequeño, una pera entera, un trozo grande de mango y 2 galletas María. Ahí os dejo la receta por si os interesa. Porque debo decir que en mi casa nunca se había comido mango y a la cachorrina resulta que es la fruta que más le gusta en la papilla. Así que el mango nunca falta en su dieta, y lo vamos combinando con manzana (golden o reineta, que son más suaves -todo hay que decirlo porque serían las típicas dudas que yo tendría-), pera (conferencia), plátano (de Canarias), uvas (verdes o rojas, le gustan las dos) o melocotón, y todas las frutas tirando a maduras.

En cuanto al zumo de naranja, no le gusta nada en la papilla, así que es mejor dárselo a parte con una cucharita o dejar que chupe directamente los gajos de, por ejemplo, una mandarina (secos los deja, oiga). 

Y a vosotr@s, ¿qué recetas os funcionan? A ver si vamos compartiendo ideas que poco a poco quiero que la cachorrina vaya probando nuevas frutas, aunque sé que algunas, como los frutos rojos de temporada, no se le deben dar hasta el año para evitar posibles alergias

¡Hasta el próximo post!

jueves, 13 de marzo de 2014

Semenamoraelalma...

... Cuando estás unas horas sin mí y al volver a verme te pones contentísima, pataleas, te ríes y estiras los bracinos para que te coja haciéndome sentir la persona más importante del mundo. Aunque después de medio minuto se te pase el amor filial, te canses y te revuelvas para que te suelte cerca de algo con lo que jugar o que rechupetear. Hasta cuando te revuelves se me enamora el alma...

sábado, 8 de marzo de 2014

Viajar con bebés en avión

La semana pasada, esta familia de nómadas que formamos el Cangués, la cachorrina y servidora, emprendimos una nueva mudanza,  pero esta vez a lo grande: cambio de casa, calle, ciudad, provincia, Comunidad Autónoma y hasta de península. Vamos, que por nuevo destino laboral del Cangués ahora vivimos en una isla, con su sol, sus playas, sus guiris, su Pachá... lo que viene siendo un cambio radical, vamos. Y un cambio que nos obligaba a viajar en avión con la cachorrina.

Imagen vía blogdebebes.com

Antes de ser mami, la verdad es que pensaba que viajar con bebés no tendría más complicación que llevarlo contigo y sentarlo en un sillón adaptado o similar, y que por supuesto, el bebé viajaría gratis. Pero no es así. No es que sea complicado, pero sí hay varias cosas que debemos tener en cuenta antes de volar con ellos: 

- En primer lugar, a la hora de sacar el billete debéis saber que las compañías aéreas consideran bebé a los menores de 24 meses y que, en contra de lo que la mayoría pensábamos, los peques no viajan gratis, sino que pagan tasas por volar. Osea que pagan poco, pero pagan. Dependiendo de la compañía son unos 25-30 euros más o menos. 
Debéis tener cuidado al comprar los billetes por internet y fijaros bien en lo que os cobran porque en algunas páginas me encontré con que me cobraban a la cachorrina como un adulto a pesar de haber señalado que era bebé.

- En segundo lugar, como no pagan billete, no tienen derecho a asiento y por tanto viajan sentados en el regazo de sus padres, con un cinturón especial que se sujeta al del adulto. Junto con el cinturón, la azafata entrega también un chaleco salvavidas especial para el peque.
Tengo entendido que en los vuelos largos (tipo transoceánicos) las compañías aéreas facilitan una cuna para que los bebés viajen más cómodos.
Debo decir que si tenéis suerte y los asientos de la primera fila (clase business) van vacíos, hay azafatas caritativas que ofrecen a los padres con bebés ocuparlos para ir menos apretados, pero no fue mi caso. En mi caso los asientos iban vacíos y una buena mujer que viajaba sentada delante de mí le preguntó a una azafata que si no me ofrecía ir con la cachorrina a los asientos de la primera fila, cosa que otras veces hacían, a lo que la tipa(rraca) respondió "si quiere ir en business, que pague business" (muertadehambre!! -esto no lo dijo, pero está claro que lo pensó-). Y ahí me quedé yo, pequeñita en mi asiento de clase turista con mi cachorrina, con cara de pobretona sin haber siquiera abierto la boca. Lo que hay que...

- En cuanto al acceso al avión, habitualmente era suficiente con mostrar el libro de familia para embarcar con niños, pero ahora algunas compañías exigen que el bebé tenga algún tipo de documentación, como DNI o Pasaporte, así que conviene hacerlo para evitar problemas (que visto lo visto con la azafata, cualquiera se arriesga a que te dejen en tierra). La cachorrina, por supuesto, ya tiene su DNI que sí que tuvimos que mostrar antes de subirnos al avión.

- Se puede acceder al avión con la comida y bebida del bebé además de juguetes, mantita y demás cosas que creáis que vais a necesitar. De hecho yo subí al avión con 2 bolsas de equipaje de mano, la mía y otra en la que llevaba todos los trastos de la cachorrina y me dejaron sin problemas, porque ya se entiende que la peque necesita muuuchas cosas para ir tranquila durante el vuelo.

- Si viajáis con la sillita, la tenéis que facturar, como si de una maleta se tratase, pero podéis llevarla hasta la escalerilla del avión. Yo tengo una amiga con una mala experiencia ya que la compañía aérea en cuestión le devolvió la silla rota y ahí siguen pegándose para que se la paguen, así que decidimos que la silla iría en ferry con el coche y el cangués y que la cachorrina iría en la mochila portabebés conmigo. Y fue una idea estupenda porque así estuvo cómodamente dormida desde que pasamos el arco de seguridad hasta que montamos en el avión y tuve que sentarla bien con el cinturón de seguridad.

- Otra cosa a tener en cuenta es que el bebé también pasa el arco de seguridad, y todo lo que lleve con él también, incluida la sillita que os harán plegar, llevando al peque en brazos. Yo llevaba a la cachorrina en la mochila y el de seguridad me hizo quitarme las botas y el cinturón con ella encima, que no sabéis la de rato que me llevó hacerlo sin ayuda y con la nena dormidísima dando cabezadas contra mí mientras yo me contorsionaba para descalzarme y localizar el cinturón-arma de destrucción masiva. Por suerte una de las chicas de seguridad, viendo la escena, se apiadó de mí y ya no me hizo falta demostrar que la comida de la cachorrina no era un arma química letal.

- Por último hay que tener en cuenta que el bebé puede sentirse incómodo durante el vuelo, especialmente en el despegue y el aterrizaje, si le molesta la presión en los oídos. Es bueno ofrecerle alimento (pecho u otro) en esos momentos porque les alivia, pero en mi caso no hizo falta porque la cachorrina, aunque debió sentir algo raro porque se echó un par de veces la manina a la oreja, no protestó ya que iba distraída jugando a arrancar las páginas de mi revista e intentando sisarle el reloj a la señora que teníamos al lado.

Tengo que decir que la peque se portó de lujo, ya que no lloró en todo el viaje, y eso que iba despierta y para ella es un triunfo estar tanto tiempo sentada en el mismo sitio, pero fue entretenida y todos los pasajeros del avión, sin exagerar, cuando vieron que iba yo sola con la peque se desvivieron por ayudarnos con las bolsas, para entretener a la peque, jugar con ella, llevarnos el equipaje, recogernos las maletas en la cinta... En especial la mujer que llevábamos al lado que, inocente, intentaba leer un libro y no alcanzó a terminar una frase en hora y media de vuelo porque la nena la agarraba, le pasaba páginas con su manita llena de babas, le tiraba del reloj, de los pendientes -perdí la cuenta de las veces que tuve que pedirle disculpas a la pobre, que fue una santa y terminó por cerrar el libro y dedicarse por entero a la peque-; y al matrimonio de delante que cargaron mis bolsas y esperaron conmigo hasta que mi maleta salió la última en la cinta transportadora... En momentos así te das cuenta que la presencia de un bebé saca lo mejor de las personas... menos de alguna que otra azafata (mala péc...), claro.

¡¡Hasta el próximo post!!



sábado, 1 de marzo de 2014

7 mesinos

Casi sin darnos cuenta, la peque ya ha cumplido su séptimo mes de vida. Así, sin avisar. No termino de empezar el post de un mes y ya tengo que ponerme con el siguiente (¡¡¿¿pero qué invento es ésto??!!).

En este último mes la cachorrina ha descubierto que como mejor está es sentada en el suelo rodeada de cojines y muñecos, porque le permite manejarse a su antojo cogiendo todos los juguetes -y lo que no son juguetes- que se le ponen a tiro. Además resulta que le van los retos y es cabezona (tiene a quién salir) y siempre le interesa más coger lo que tiene más lejos, oye. De hecho si le ofreces un juguete en la mano, se hace la interesante y pasa de ti, pero como se lo dejes caer lejos, entonces sí, tiene que ir a por él a toda costa y aún a riesgo de estamparse las encías en la alfombra. Más rica. 

La fuerza que tiene en la espalda ha hecho que ya podamos llevarla a los columpios y descubrir que, a pesar de lo chiqui que es, ya le encantan. Y a nosotros verla :) 


También seguimos poniéndola bocabajo para ver si se lanza a gatear y de momento va retorciéndose hasta dejar el culo en pompa, pero todavía no sabe levantar a la vez el culo y el tronco al mismo tiempo, así que repta o hace la croqueta para desplazarse.

En cuanto a la comida, comenzamos a darle el puré de verduras con pollo unas semanas después de haber introducido la fruta y lo cierto es que le encanta y se zampa unos platos de adulto que meten miedo. Además ya le dejamos comer solita algunas cosas, como trocitos de fruta, galletas o pan, y la verdad es que la tienes entretenidísima un rato y se pone loca de contenta. Por lo demás, seguimos con la leche materna, aunque ya solo por la mañana y por la noche.

El carácter sigue siendo más o menos el mismo, es muy sociable con quien le da la gana y muy observadora, y no suele llorar a no ser que se acabe de despertar y la asusten en su tiempo de reacción (que necesita mucho) o, al contrario, que tenga unas ganas locas de quedarse dormida. Lo que sí empezamos a notar es algo de mamitis y papitis, porque si la dejas sola con otras personas y nos ve aparecer a alguno de los dos, ya sólo quiere que la cojamos nosotros, pero si la saben entretener se olvida rápido, todo hay que decirlo.

El sueño sigue siendo escaso y de poca calidad, se despierta mucho para comer y duerme pocas horas en total, tanto de noche, como en las siestas de gato de 20 minutos que se echa por el día. ¡¡No veo la hora de dormir una noche a pierna suelta!! A ver si hay suerte y eso sucede durante el próximo mes :)