miércoles, 27 de agosto de 2014

12-13 meses

El lunes la Cachorrina cumplió 13 mesazos de vida, y no sé ni por dónde empezar a contar todo lo que ha cambiado estos dos últimos meses. Físicamente está estilizando y creciendo muchísimo, tanto que mucha gente me dice al verla que está dejando de ser tan bebé para comenzar a tener rasgos y cuerpo de niña (muero de pena). En la revisión de los 12 meses, la midieron y pesaron, y pesó la tía 10,500 kg y midió 75 cm de altura. Osea que sigue siendo un hermoso ejemplar de percentil 75, como no podía ser de otra manera teniendo en cuenta que si hay algo que le gusta en esta vida, a parte de lamer zapatos sucios y juguetes ajenos, es comer. Y come de todo, todo le gusta y no dice que no a probar cosas nuevas. Así que su alimentación ya es bastante completa y variada, aunque sigo dándole las cosas pasadas por puré -porque tenemos sólo 2 dientes y medio a estas alturas-, salvo trozos de pan (que le pierde), fruta o alimentos de los que nosotros estamos comiendo que le podamos dar a probar. También ha empezado ya con la leche de vaca entera, porque el pediatra dijo que estaba más que lista para probar a ver cómo la toleraba, y el caso es que le encanta.

En cuanto a los desplazamientos, ya camina sólo de una manita (la otra no te la da porque la quiere para agarrar-tirar cosas a su paso), y en estos últimos días ha comenzado a  soltarse y aguantar de pie solita, mientras se ríe y aplaude (que ella es muy de animarse a sí misma), e incluso a dar 2 ó 3 pasitos sin ayuda, así que ya estamos contando los días para echar a correr detrás de ella y terminar de malvivir del todo. Eso sí, a pesar de sus progresos en el noble arte de caminar, cuando quiere llegar a algún sitio como una moto y no tiene apoyo logístico, se lanza al suelo y gatea a la velocidad del rayo y sin mirar atrás, no vaya a ser que intentes detenerla.

En muchas cosas ya la noto más mayor: por un lado, en lo rápido que aprende ahora a utilizar cualquier cosa que antes no sabía, -ahora si le repites algo 2 ó 3 veces ya intenta hacerlo con bastante acierto-; y por otro, en la picardía que muestra en su trato con nosotros y con otras personas. Digo picardía, por no decir que es un poco "puñetera", que te ofrece cosas y cuando estás a punto de cogerlas, te las quita y se ríe -de ti, en tu cara- una y otra vez hasta que se cansa y cambia de juego. También le gusta esconderse y salir de su escondite a la pregunta de "¿dónde está Nerea?", y empieza a echarnos pulsos cuando sabe que hay algo que no le dejamos hacer, como salir sola a la terraza, trastear por la cocina cuando se está cocinando, o lamer suelas de zapatos. También está mostrando esa picardía cuando quiere algo y tiene muy ensayada su carita de "dame un gusanito o un peti": ladea la cabeza, sonríe y te dedica una caída de pestañas que ríete tú de Jessica Rabbit.

Además de eso, también ha progresado mucho con sus juguetes y ya utiliza perfectamente cosas que antes no sabía, como tocar las teclas del piano, mover piezas pequeñas y encajar juguetes pequeños en otros más grandes. De hecho tiene unos apilables en forma de cubiletes que comienza a poder meter unos en otros, y no sólo desparramarlos por el suelo. También le encanta meter y sacar cosas de cajas, bolsas, cubos, o cualquier cosa susceptible de contener algo dentro. Además, comienza a imitar muy bien nuestros movimientos e intenta reproducirlos a la hora de jugar, lo que le permite saber poco a poco cómo funciona cada juguete... y ¡cada aplicación del móvil! Ahora, harte de vernos hablar por teléfono, se lleva a la oreja cualquier cosa y habla sin parar, cómo si estuviera teniendo una conversación la mar de importante con alguien imaginario a través de su teléfono de juguete o de su llaverófono, zapatófono o lo que pille... así que, a veces, va así en su silla, como si estuviera como una regadera, la pobre...

Respecto al habla, también ha mejorado e incluido alguna palabra nueva en su vocabulario, aunque aún es pronto y su expresión verbal es muy pobre, -pero ni falta que le hace hablar para hacerse entender a base de berridos, gruñidos, señales con el dedo índice y diciendo que no con la cabeza-. Ahora dice, además de mamá, papá, caca y guau-guau, también agua y pan (vamos, que pide lo suyo).

Está haciéndose más sociable, sobre todo con la gente que ve que puede hacerle un poco de caso, sacarla de la silla o ponerse a jugar un rato con ella, y sobretodo con otros niños. Aunque, en otros momentos, se le nota que está acostumbrada a estar casi siempre sola con sus papis, y que no le gusta perdernos de vista. También ha aprendido a tirar besos, a hacer gestos con determinadas canciones (la vaca lechera, los cinco lobitos, la mano en la cabecita, palmas palmitas...), a decir que tiene un añito con el dedín, a levantar las manos en gesto de sorpresa, echarse las manos a la cabeza cuando algo se le cae, y a aplaudir cada vez que alguien dice bieeen, o le canta una canción. Para comerla.

Y hasta aquí por hoy. Seguid tan guap@s y ¡Hasta el próximo post!

Pd. Que hablando de próximos post... Sólo se le ocurre a una ponerse a preparar oposiciones en medio de esta vorágine maternal, para terminar de morir de agotamiento, así que sacar tiempo para el blog es todavía más complicado de lo que era. Aún así, se intentará publicar al menos un post a la semana. ¿Ponemos un día fijo a ver si lo cumplo? Venga va... Pues como hoy es miércoles, los miércoles mismamente. Si todo va bien, ¡el próximo miércoles tendréis noticias de la Cachorrina!


viernes, 8 de agosto de 2014

10 cosas sobre la Cachorrina (I)

(Contadas por ella misma)

UNO: No soy de dormir, soy más de comer y estar de juerga, diurna o nocturna, da igual, el caso es que puedo despertarme cada media hora si hace falta y que por poco que duerma, al día siguiente a las seis de la mañana tengo más energía que si me dieran para desayunar un biberón de Red Bull.

DOS: Me gusta chupar llaves -mejor las de casa que las del coche- y vaciar carteras de forma compulsiva. 

TRES: Si veo una revista de mamá, tengo que romperla dejando pedazos por toda la casa a modo de rastro de Pulgarcito. Ella trata de engañarme con panfletos cutres de propaganda del súper, pero, como ella, soy más del Vogue.

CUATRO: Soy muy desconfiada, mucho. Terriblemente. No me fío ni de mi padre, y nunca mejor dicho, porque cuando me ofrecen algo nuevo, lo miro y lo remiro y hago cien intentos de aproximaciones antes de cogerlo. Una vez cogido me vengo arriba y lo zarandeo, lo chupo, le grito y le doy golpes contra las paredes o el suelo haciendo que mis padres piensen que estoy enajenada mental perdida. 

CINCO: Mi juguete preferido es un libro con canciones infantiles que me regaló mi madrina. Nunca me canso de pasar páginas y escuchar las canciones que trae (El cocherito leré, donde están las llaves, Duérmete niño, Un elefante se balanceaba... las de toda la vida, vamos)... 



SEIS: Digo que no sistemáticamente a todo, aunque en realidad quiera decir que sí. Así mamá y papá tienen que andar averiguando cuando un no es un sí encubierto. 

SIETE: Ya viví mi primer amor de verano. Ayer mismo en la playa un niño un año mayor que yo, alto, guapo, rubio y esbelto, y yo sentimos un flechazo instantáneo: yo estaba en mi lancha dando lametones a mi cubo y mi pala con sabor a sal, y el paseaba por el agua con su abuela buscando peces de colores; nos miramos, nos sonreímos, nos saludamos, yo le dediqué mi mejor caída de pestañas y él me llamó guapa; yo le ofrecí mi regadera rosa y él me regaló una piedra que recogió en la orilla. Por desgracia nuestro amor es imposible y nuestras familias nos separaron sin piedad ni sensibilidad alguna. Su abuela se lo llevó a su urbanización, pero él, enloquecido por la emoción del momento, se escapaba y corría hacia mí, mientras yo agitaba las manos desde mi lancha sin querer apartar la vista de él. Finalmente se lo llevaron, pero aún pudo despedirse de mí desde el balcón de su piscina. No volví a verlo. Mamá dice que Romeo y yo parecíamos los amantes de Teruel, aunque no sé lo que significa.

OCHO: Mi papá es mi persona favorita del mundo mundial. Mi momento preferido del día es cuando le veo entrar por la puerta sonriendo y con los brazos en alto porque se alegra de verme. 



NUEVE: Me encanta el agua. Soy feliz en el mar, en la piscina o en la bañera de casa y podría estar chapoteando durante horas. Siempre remoloneo cuando quieren sacarme del agua hasta que estoy arrugada como si fuera octogenaria.

DIEZ: No me asustan los voladores. Estuve en la Descarga de Cangas del Narcea, y como soy medio Canguesina, como papá, no tuve ningún problema con el estruendo, aunque a veces pareciera que se iba a acabar el mundo.


:)