martes, 31 de diciembre de 2013

Carta a Nerea (VI)

Querida heredera,

Hoy es 31 de diciembre de 2013, lo que quiere decir que hoy se termina el año en el que te incorporaste a nuestra familia para revolucionarnos la vida a tu padre y a mí. Un año diferente a todos los vividos hasta ahora: un año sin fiestas de prao, sin sidras, sin tacones, sin vermuses eternos con los amigos, sin vacaciones, sin viajes, sin cenas románticas, sin salidas con nocturnidad y alevosía, sin copichuelas, sin farturas y jarana hasta las tantas, sin tiempo ni para peinarme...

Y a cambio el año que hoy despedimos me trajo un barrigón enooorme, pantobillos, acidez, torbellinos de emociones hormonadas, vaqueros con cinturilla elástica, cerveza sin, análisis, ecografías, contracciones infernales, oxitocina, noches en vela, ojeras hasta los tobillos, cabezazos contra las paredes de puro sueño, sustos de muerte, alopecia, pañales, el aspirador de mocos como elemento de tortura (para los padres). Vacunas, estrés maternal, insomnio, horario infantil, pezoneras y sacaleches; cacas y vómitos a cascoporro, responsabilidad, remordimientos de madre y agotamiento infinito.

Pero también nos trajo tu sonrisa, tu mirada (qué ojazos, hija mía), esos rizos, pelo Pantene, ropita pequeñita y preciosa, piel suave, olor a bebé por toda la casa, carricoches, cunita, tu querida hamaca, tu mochila, maninas regordetas que te agarran la nariz, se te meten en la boca y te cogen de los dedos; besinos de cachorrina, mimos, papos para comer y muslos con pliegues. Achuchones, juguetes de colores esparcidos por toda la casa; hora del baño -con el suelo empapado desde que descubriste lo diver que es patalear en el agua-, juegos y canciones, paseos larguíiiiisimos; siestas abrazadas ,en las que más que dormir, me dedico a mirar y remirar lo preciosa que estás dormida... y despierta.

Nanas, estrategias ninja para que te duermas sin darte apenas cuenta, lactancia materna, solas tú y yo; abuelos más ilusionados que un niño la mañana de Reyes, tías que se declaraban "no niñeras" y ahora beben los vientos por su sobrina, padres embobados que ni con todo el cansancio del mundo pueden renunciar a un sólo momento de sacarte una sonrisa, cienes y cienes de regalos de familiares y amigos (no puedes imaginar la cantidad de gente que se alegró con tu llegada y nos dio sus muestras de cariño... eres muy querida, Nere...).

Los qué pacha aquí, dónde está Nerea, cinco lobitos tiene la loba,  mi pequeña oviedista, medio carbayona, medio canguesa. La súpercachorrina, felizona y facilona, los chupetes, la cámara de fotos en mano, vídeos para no olvidar lo pequeñina que eras y lo rápido que creces; grititos  y nuevos sonidos que aprendes cada día y llenan la casa de alegría; esos bracinos que no coordinan, lo asustona que eres y los abrazos fuertes, fuertes para tranquilizarte; pedorretas, pucherinos que enamoran, dibujos en inglés para "que vayas cogiendo la pronunciación", el Cangués más guapo que nunca en su papel de mejor padre del mundo mundial. 

Tus bodies, tus pijamitas, tus vestidos y zapatinos, que son una monisitez; los "qué guapa eres, la Virgen!",  "dictadora!" (nain! nain!), los esfuerzos para no comerte a besos, los abrazos y juegos los tres juntos, el "somos una familia", el "qué bien estamos aquí los tres", las ganas de retener cada instante en la memoria para no olvidar tu carita y tus expresiones, que cambian tan rápidamente y se nos escapan sin que podamos darnos ni cuenta, pero que dan paso a nuevas sorpresas, progresos y alegrías renovadas cada día... Y todo eso me encanta y no lo cambiaría ni por todas las fiestas de prao del mundo (y esto dicho por tu madre vale un potosí).

Hoy hace un año que me quedé dormida entre uva y uva, con ese sueño incontrolable que me dio el embarazo y que me preparaba para los meses más agotadores de mi vida, que también fueron los más felices, porque tú ya estabas conmigo, desde ese instante impagable en el que vi por primera vez tu cuerpecito diminuto a unos ojos pegado, que ya parecían querer observarlo todo, sin el que ya no sabemos vivir... Y ésto sólo acaba de empezar, mi cachorrina.

Te quiere,

Mami

PD a terceros: Feliz 2014 para mi Cachorrina, mi Cangués y todos los que estáis ahí fuera. Que el próximo año sigáis tan guapos y seáis felices. ¡¡¡Vaya bien que lo vamos a pasar!!!

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Se me enamora el alma...

... Cuando vas despierta en tu silla, tranquila y callada, observando todo lo que hay a tu alrededor con esos ojazos, y estás tan silenciosa y absorta en lo que te rodea que me olvido por unos instantes de que estás ahí y me dedico a hablar con otra persona, mirar escaparates o llenar el carrito de la compra, y cuando de repente reparo en ti, recibes mi atención con la sonrisa más grande, alegre y agradecida que uno se puede imaginar y entonces muero de amor --que para eso una es madre chocha--, y me da pena haberme perdido esa sonrisa y esa mirada el último cuarto de hora... Si es que ni distraerse sin remordimientos puede una ya...


viernes, 13 de diciembre de 2013

Y yo sin estos pelos

Había leído en alguna parte que entre los efectos maravillosos del embarazo estaba la ausencia de caída de pelo, con el consiguiente buen aspecto del melenón de cada una. Yo tengo buen pelo (de las pocas cosas que a una le tocaron medio decentes en el reparto genético, -para otras como el metabolismo, llegué de las últimas, como Paquirrín-), así que no noté especialmente que me hubiera mejorado con el embarazo, pero una vez pasado el postparto, es otro cantar.

Resulta que al pelo Pantene que te viene como plus de serie en el embarazo, le sigue una caída horrorosa de cabello después de dar a luz. Todo consecuencia de las hormonas que todo lo pueden en esto de la maternidad. Precisamente por ser una cuestión hormonal, a las mamis que damos el pecho puede empezar a a caernos un poco más adelante. Y en esas estoy. Que desde hace un par de semanas se me cae el pelo a mechones. 

Con el miedo en el cuerpo de quedarme calvísima, y tener que mostraros un precioso DIY capilar haciéndole una manta a la peque (que yo creo que me da), me puse a buscar remedios para evitar o al menos paliar este desastre que te deja al borde del infarto después de cada cepillado (cómo miento, como si yo me cepillara el pelo... yo lo desenredo después de la ducha y da gracias), y lo primero que descubrí y que me dejó más tranquila es que no se trata de una alopecia galopante consecuencia de la maternidad, si no que simplemente, como durante el embarazo no te cae nada de pelo, después de dar a luz se te cae el pelo que te caería normalmente, más el que te dejó de caer mientras estabas con el barrigón, así que ¡que no cunda el pánico!, que en unos meses todo vuelve a la normalidad (esperemos).

Sin embargo, como los cambios hormonales pueden provocar la disminución de la queratina natural del cabello y debilitarlo, es bueno tomar alguna medida para evitar que la caída empeore, como evitar recogidos muy tirantes, gomas del pelo u horquillas, así como planchas o secadores muy calientes. También recomiendan utilizar un champú suave y evitar en esta etapa productos agresivos como tintes, o tratamientos químicos -vamos que no es el momento para un alisado japonés o unas mechas californianas-. 

En mi caso, para evitar la caída del cabello también tengo que tener controladas las manos de la cachorrina que ahora descubrió lo divertidísimo que es arrancarle mechones a mami.

Además, el agotamiento y el estrés propio de toda madre, no ayudan tampoco a mejorar la situación, así que hay que ponerse en modo zen, ¡siempre que nuestros cachorros nos dejen!

martes, 3 de diciembre de 2013

El destape

Como no teníamos suficiente con despertarnos cada 2 ó 3 horas para comer, y con los ataques de insomnio a las 5 de la madrugada, ahora  tengo que dedicarme a vigilar los movimientos de piernas de la cachorrina --que se pasa la noche destapándose--, para que no se me quede helada y amanezca hecha un carámbano.

El caso es que en las últimas semanas la peque ha desarrollado una fuerza en las piernas que ríete tú de los muslos de Roberto Carlos, y por mucho que le someta la sábana y la manta hasta que creo que la pobre no puede ni respirar, la nena consigue sacárselo de encima en lo que tarda en dar una patada ninja, así que nos traemos una lucha durante toda la noche de arropa-destapa que ya se me está poniendo complejo de mula torda de estar asomada en la cuna con un ojo abierto para adelantarme a sus movimientos.
Debo decir además que cuando ya directamente me quedo de pie para luchar contra ella, la cachorrina siempre me gana, dejándome rendida y al borde del aneurisma, mientras ella sigue con su juego de piernas a lo Muhammad Ali sin abrir los ojos si quiera y sin percatarse de que tiene a su madre desmayada en el suelo junto a la cuna, mitad dormida mitad muerta de agotamiento.

Con este panorama no me queda más remedio que atajar el problema y buscar un sistema que permita a la cachorrina dormir a pierna suelta (nunca mejor dicho) sin pasar frío, y a mí alcanzar un poco de paz nocturna. Tras una exhaustiva búsqueda de 5 minutos (los únicos libres que me dejo la peque hoy), éstas son las opciones que barajo:

- Pijama-manta o sobrepijama: es un pijama gordito que se pondría encima de su pijama normal y que haría las funciones de manta o edredón, de tal forma que no habría que arropar al bebé, sino sólo dejarlo con el pijama-manta puesto. Yo la verdad es que lo encuentro un poco agobiante porque no le veo sistema de ventilación por si la peque de verdad pasa algo de calor pero es el sistema que permite todo el movimiento del mundo sin destaparse ni una pizca.



- Saco de dormir: Es una especie de vestido-edredón cerrado por abajo, con o sin mangas, que también permite que los bebés se muevan libremente. Esta opción me gusta más porque, al dejar los brazos libres, pienso que será más cómodo que el pijama-manta y sigues teniendo la seguridad de que, por mucho que patalee el cachorrín en cuestión, no se quedará desabrigado. El funcionamiento es el mismo que en el caso anterior, ya que se utiliza solo y no se necesita poner nada (ni sábana ni manta) por encima.



Lo bueno de estas dos formas de tapar a la cachorrina es que me permitirían sacarla para darle el pecho sin tener que desabrigarla y por tanto su temperatura corporal no variaría cuando se despierta para comer.

- Pinzas sujeta sábanas: Como su propio nombre indica, son unas pinzas que actúan como sujeción de la sábana al colchón, la cuna o cama. Lo malo de este sistema es que lo veo más opresor y la cachorrina podría causarse una lesión de menisco o un esguince de tobillo por intentar patalear y quitarse capas de ropa de encima.



- Método tradicional: O lo que es lo mismo, el que utilizaba mi madre conmigo, y que consiste en coser unas cintas o lazos a la sábana y la manta y atarlas con ellos a los barrotes de la cuna. Le veo el mismo problema que al método de las pinzas porque creo que limitaría mucho el movimiento de la peque.

¡Ya os comentaré por qué metodo nos decidimos y si nos da resultado!

Y vosotr@s, ¿qué sistema utilizaríais? ¿cómo solucionasteis el problema del destape de vuestros retoños?