lunes, 22 de julio de 2013

Monitores

Hoy tuve mi primera experiencia con la prueba de monitorización fetal, más comunmente conocida como "monitores". La prueba consiste básicamente en tumbarte en una camilla y que te "enchufen" unos sensores en la tripa que miden la frecuencia cardiaca del bebé, sus movimientos, las contracciones uterinas y el efecto que éstas tienen sobre el bebé. 



En mi caso, debo empezar diciendo que durante tooooooda la noche (unas 7 horas de insomnio e incubación de ojeras) tuve contracciones un poco molestas cada 10 - 12 minutos, por lo que subí a monitores feliz como una perdiz pensando que el parto era inminente... Nada más lejos de la realidad: en cuanto puse el culo en la camilla de la sala de monitorización, ni una contracción más, pero ni una. Lo que confirma mis sospechas de que la cachorrina es más de torturarme con nocturnidad y alevosía que de manifestarse a horas prudentes.

Estuve una hora entera en aquella camilla mientras unas gráficas recogían los latidos del corazón de la peque y el ritmo de sus movimientos. Pues bien, resultó que se ratifica lo que yo venía notando, y es que la cachorrina es un polvorín que no para quieta, ya que mientras a las otras mamis les tenían que estimular a sus peques con unos aparatos de ruido en la tripa, a mí cada vez que pasaban me decían que la mía no necesitaba estimulación, que ya venía estimulada de casa... menudas gráficas oiga. Un no parar de picos por todas partes y de patadísimas que me iba a dando Nerea que en un par de ocasiones consiguió descolocarme todo el aparataje que tenía atado al barrigón. ¡Esta niña está muy loca! Pero tan loca que ella misma se pone nerviosa y de tanto moverse le daban picos en los que le subían mucho las pulsaciones (se supone que lo normal es estar entre 120 y 160 pulsaciones por minuto y la cachorrina llegaba en ocasiones a 180), así que me mandaron una hora a dar un paseo y me hicieron volver a tirarme otros 45 minutos en la camilla de monitores para ver si la niña estaba muy loca de continuo o podía relajar un poco. Y resultó que sí relajó, seguía moviéndose mucho pero ya mantuvo las pulsaciones constantes entre 130 y 150. Lo que fue un alivio porque yo ya le había preguntado a la matrona si es que me iba a salir la nena hiperactiva (ya visualizaba al Cangués corriendo detrás de ella) a lo que la buena mujer me respondió con un preocupante "no tiene por qué", que me dejó acariciando la idea de pedir una valeriana -o una inyección letal- ante lo que se nos podía venir encima. 

Una vez comprobado que la niña no era una histérica, sino que podía mantenerse cuerda (pataleando, eso sí), me soltaron y me dejaron ir a casa no sin antes recordarme que si se me repetian las contracciones y se hacían más frecuentes (cada 5 minutos), o rompía la bolsa que subiera a urgencias. Y si no, pues que esperara a mi cita con la ginecóloga de mañana, en la que espero que pueda decirme si las contracciones que estoy teniendo ya me han hecho dilatar algo o han ayudado a borrar el cuello del útero.

A pesar de los pesares, y aunque la nena apunte maneras para volverme loca una vez fuera, viendo que sus gráficas de movimiento parecen los Picos de Europa, sigo deseando que salga y verle la carita, así que espero impaciente el momento del parto (Nere, ¡sal!).

¡Seguiré informando!

sábado, 20 de julio de 2013

Suma y sigue con los regalinos

Mientras la cachorrina se decide por salir o no todavía, le siguen lloviendo los regalos aquí fuera. ¡¡Muchísimas gracias a familiares y amigos porque son todos geniales y les vamos a dar muchísimo uso!!

 - Conjuntín de vestido y cubrepañal. Vaya monísima va a estar Nerea con él :)


- Ranita con capotina. ¡Me encanta!


- Regalos súper prácticos: calienta biberones y potitos para el coche, que se enchufa al encendedor, para calentarle la comida en cualquier parte; y termómetro para la bañera en forma de patito. Además, como extra, nos zampamos esos cupcakes y galletas bueníiiiiiiiiiiisimas :D



- Conejito que ya puse en la cunina y osito doudou. Suavísimos y preciosos los dos.


- Manta-toquilla, tejida por la abuela de la cachorrina. Ésta la metí en la bolsa del hospital para sacar en ella arropada a Nerea.


- Cambiador portátil, búho con mordedor y sonajero, que me enamoró desde la primera vez que lo vi, y paquete de pañales, que siempre vienen genial.


- Conjuntín de vestido y cubrepañal, y botitas tipo Pocahontas que son una monisitez.


- Cajita con sorpresas: paquete de pañales, paquete de bodies, juego de toallas, mantita y peluches tipo doudou.


- Otro que nos vendrá genial: esterilizador de biberones y chupetes para el microondas. 


Lo dicho: ¡¡muchísimas gracias y a ver si Nerea nace pronto y podemos empezar a utilizarlo todo!!

jueves, 18 de julio de 2013

Carta a Nerea (V)

Querida hija,

Siento que esto del embarazo está llegando a su fin -y no quiero meter presión, pero debería-. Cada vez noto más sensaciones en mi cuerpo que me dicen que estás muy cerca de salir a cambiarnos la vida para siempre a tu padre y a mí. Y la verdad es que acoj...ngoja un güevo, no te voy a engañar. A veces me doy cuenta de que paso la mitad del día animándote para que vayas cogiendo posición de salida, y muchas de esas veces termino diciéndome "tú mucho animar a la nena, pero el día que te haga caso y salga de verdad te va a dar un pampurrio que te va a dejar los ojos centrifugando modo Marujita Díaz" y entonces me encuentro acariciándome el barrigón y diciéndote que te tomes el tiempo que necesites, que aquí estaremos esperando igualmente aunque tenga que lucir barrigón hasta tu mayoría de edad, así que ya estarás pensando que tu madre tiene un trastorno bipolar severo.


Pero es que sé que cuando nazcas ya nada será igual: ni yo podré ser la misma, ni tu padre será el mismo, y el Cangués y yo ya no seremos el Cangués y yo, porque habrá nacido una familia. UNA FAMILIA. Y creo que no habrá nada más importante en el mundo que eso, ni más bonito, ni nada que pueda hacerme sentir más feliz ni más afortunada pero, por eso mismo, creo que tampoco habrá nada que pueda asustarme más. Mi mayor preocupación ya no seré yo misma ni mis chorradas: ni si no tengo nada que ponerme en este armario en el que no cierra ni la puerta y me escupe perchas a la cara porque ya no caben más vestidos, ni dónde es la próxima fiesta de prao para beber sidrina y perseguir al Cangués para que baile conmigo como si no hubiera un mañana, ni si sesenta pares de zapatos no son suficientes, es que los necesito (en esto espero tu colaboración para explicárselo a tu papi); si no que deberé mantenerte con vida durante toda la mía (que pasan cosas muy raras y desde que una ve las dos rayitas rosas en el test de embarazo vive ya con el corazón en un puño pensando en como proteger a su cachorrina) y, a ser posible, tratando por todos los medios que estén a mi alcance -y los que no, también-, de que seas feliz... casi nada.

Pero, a pesar del susto, quiero que sepas que me muero por verte, por abrazarte y por mirarte con esos ojos con los que una madre mira a sus hijos y que no son comparables a ninguna otra mirada que yo haya visto jamás -juro que en más de una ocasión se me han puesto los pelos como escarpias viendo a una madre mirar a sus retoños, y da igual que éstos tengan tres años que cincuenta y siete-. 

Así que cuando quieras, Nere, estamos preparados para recibirte, para cuidarte y para quererte más que a nada. Y aunque, seguramente, haremos cosas bien, otras no tan bien, y otras la liaremos parda directamente -no nos vamos a engañar, que vienes sin instrucciones, ni en chino o arameo si quiera, y tenemos que aprender el funcionamiento del asunto sobre la marcha-, no nos lo tengas muy en cuenta porque prometo que no te vamos a faltar nunca, sé que vamos a ser muy felices los tres juntos en esta pequeña familia nuestra y, qué leches... ¡lo vamos a pasar teta! :D

Un besín, 

Mamá

martes, 16 de julio de 2013

Monisiteces: ¡Cuna lista!

Sigo dejando rematados todos los detalles mientras espero por la cachorrina: esta vez le toca el turno a la cuna. 





Como veis, finalmente no es cuna sidecar, pero es que nos han dejado esta monisitez de cuna y no hemos querido experimentar con ella porque está perfecta así tal cual.

No se aprecia bien en las fotos pero la colcha es blanca con unas mariposas en relieve y el protector de cuna es rosa muy muy clarito a juego con las sábanas y la mantita ultra suave que va debajo. Tendríais que verme contemplando la cunina de Nerea -a veces voy a la habitación sólo para comprobar que sigue ahí en su sitio, así de mal estoy de lo mío-, imaginándome cuando ella esté ahí dormidita, tan chiquitina y tan guapa... aaayyy... podría pasarme horas. 


Y mientras me dedico a la contemplación de las cosas de la cachorrina (cómo puede ser todo tan mono, por favó), pasan los días y ya sólo nos queda una semana para salir de cuentas... ¿saldrá durante los próximos siete días o se hará de rogar un poco más?

Seguid tan guap@s :)

lunes, 15 de julio de 2013

La bolsa para el hospital

A mis casi 39 semanas de embarazo por fin puedo decir que he dejado preparada la bolsa para llevar al hospital. Recomiendan tener preparada la canastilla con tus cosas y las del bebé desde la semana 34, más o menos, por aquello de que se te pueda adelantar, pero una, como viene siendo costumbre a lo largo de toda su vida, termina dejándolo todo para el último momento.

Hay gente que prepara dos bolsas por separado, una para la mami y otra para el recién nacido, pero yo decidí que con lo poco que ocupan las cosas de la cachorrina, con una bolsa vamos que chutamos las dos.




Os cuento las cosas que yo metí en la bolsa, -seguro que se me olvida algo, pero qué queréis, con estos calores y el barrigón de trillizos que me gasto, no me dan las neuronas ya para mucho... qué pena-...

Las cosas para la cachorrina:

Como daré a luz en un hospital público no tengo mucho que llevar, porque te lo dan todo: desde los pañales, hasta los pijamitas, gorritos, etc, que llevarán durante la estancia en el hospital, así como todos sus productos de higiene. Lo que yo he metido:

- Un par de gorritos de algodón, para que no se le escape el calor por la cabecita por la diferencia de temperatura del útero con el exterior.
- Unas manoplas de algodón, porque nacen con unas uñacas que, al parecer, entran en la categoría de arma blanca y pueden arañarse la carita.
- Unos calcetines para que no se le enfríen los pies.
- La ropa de la primera puesta (body, chaquetina, faldón, capota y patucos, en mi caso).
- Mantita o arruyo para llevarla al coche.
- Por si acasos:  un body, aunque como os digo, en los hospitales públicos no hace falta llevar más que la ropa para irse a casa -de hecho, creo que no te dejan ponerle pijamas o bodies que lleves tú porque para las enfermeras son más cómodos de quitar y poner los pijamitas del hospital, y como son ellas las encargadas de bañarlos, cambiarlos y vestirlos, pues eso-; un par de pañales, por si hay una emergencia al salir del hospital;  y un par de chupetes, aunque espero no utilizarlos porque recomiendan no hacerlo hasta que no esté bien establecida la lactancia materna (al mes o así).

Si el parto se fuera a producir en una clínica privada, tengo entendido que debe llevarse de todo porque allí no te dan nada: pañales, toallitas, crema, 4 bodies y 4 pijamas, como mínimo, además de lo ya mencionado.

Las cosas para mí:

- Una bata.
- Dos camisones, para no recibir a las visitas con el culo al aire con los camisones del hospital abiertos por detrás y por aquello de que puedas manchar uno y tengas repuesto. Deben ser abotonados por delante para facilitar la lactancia.
- Unas zapatillas.
- Unas chanclas, para ducharte y para poner antes del parto, por si rompes aguas, para no cargarte las zapatillas.
- Dos sujetadores de lactancia.
- Discos absorventes para el pecho por si se escapa algo de leche.
- Braguitas desechables y compresas de algodón. Se supone que te las dan en el hospital, pero me han dicho que son una cosa tan horrible y enorme que mejor me llevo yo unas más discretas de casa, así que yo las he metido por si acaso.
- Neceser con los artículos de higiene: cepillo y pasta de dientes, gel y champú, crema hidratante, desodorante, colonia, cacao para los labios, etc.
- Purelan, la crema que dicen es mágica para proteger los pezones en la lactancia frente a posibles grietas y heridas.
- Ropa para salir del hospital, que debe ser de la que utilizabas de premamá, nada de emocionarse llevando los vaqueros de antes de estar embarazada porque no van a cabernos ya que tras el parto queda una barriga fofa más o menos del tamaño que tenía a los 5 meses de embarazo. Lo bueno de dar a luz en pleno verano es que con meter un vestidín y unas bailarinas ya estoy lista.

Ahora viendo la bolsa y leyendo toda la lista estoy orgullosísima del ejercicio de Tetris que hice para embutirlo todo ahí... el neceser es lo único que va aparte porque ya hubiera sido mucho que también entrara en la bolsa...




Además de todo lo dicho, también me llevo una carpeta con toda mi documentación de la Seguridad Social, mi libro del embarazo, mi plan de parto y todos los resultados de pruebas y análisis que me han hecho a lo largo de estos nueve meses. Tampoco me olvido del móvil y el cargador, y un monedero con suelto ¡para comprar agua en las máquinas del hospital!

Y, por supuesto, no puedo olvidar llevarme al Cangués y la cámara de fotos ;P

Vosotras ¿cómo lo veis, meteríais alguna cosa más?

Seguid tan guap@s :)

viernes, 12 de julio de 2013

¡¡Carricoche listo!!

Todo está ya casi preparado para que cuando llegue Nerea no haya nada que montar y pueda utilizarse desde el segundo uno. 

Aquí os dejo con el carricoche que está listo para pasear a la cachorrina y llevarla toda estilosa por donde pase. Hasta le espera dentro una mantita-peluche (doudou, creo que se llama) para acompañarla en sus idas y venidas. ¡¡¡Qué ganas de poder hacer las fotos con ella dentro!!!


Una monisitez en toda regla (al menos para mí, jaja)

Espero que tengáis un finde genial. Yo sigo arrastrando los pies con este calor y este barrigón que va asustando a la gente a su paso por el tamaño que tiene, y es que debo deciros que aquí la menda lerenda, mide metro y medio -1´58- y, claro, es pa verme con él...

Un besín y hasta el próximo post!! :)

miércoles, 10 de julio de 2013

Evolución del barrigón

Así ha ido creciendo el barrigón en los últimos 9 meses, bueno, mejor dicho, 6 meses, porque los tres primeros no había nada  todavía.

Ahora veo las fotos del principio y casi no me creo que fuera así de pequeña la tripa porque viéndome ahora tengo la sensación de que ya nací con este volumen abdominal que me gasto ahora. Y, en serio... ¿cómo es posible que todo vuelva a su sitio? Un misterio...


 3 meses de barrigón



4 meses de barrigón


5 meses de barrigón



 6 meses de barrigón



 7 meses de barrigón



8 meses de barrigón


9 meses de barrigón (estado actual, foto de ayer mismo)


martes, 9 de julio de 2013

38 semanas

¡¡¡Y ya sólo nos faltan 2!!! Eso si la cachorrina no decide adelantarse y nacer antes de lo previsto, lo que es algo que agradecería muy mucho teniendo en cuenta lo que ya me pesa el barrigón y las nuevas dimensiones adquiridas por mis pies y tobillos (han dejado de ser pantobillos porque ahora los tobillos ya son más anchos que la pantorrilla... y no es broma). 

"Así que Nerea, hija mía, si puedes escucharme, ten piedad de tu madre y vete buscando la salida de emergencia que con estos calores no hay quien pueda, además ahí ya no te queda sitio, que siento que te estiras y te estiras para acomodarte y sólo consigues deformarme la tripa, pero veo yo que no encuentras postura, así que venga, tontona, que cuanto antes salgas antes damos paseinos al sol, ya verás que bien lo vamos a pasar por aquí. Y como papi ya no vendrá hasta el parto, cuanto antes decidas venir al mundo, antes estaremos los tres juntos. ¿Ves? Todo ventajas".

Y así, con ese discurso me paso todo el día, a ver si acabo por darle penita y se decide. (Si pudiera verme los pieses sí que le daría pena y saldría por la vía rápida.)


Cumpliendo las 38 semanas no queda mucho que decir porque se limita todo a la espera de alguna señal que nos indique la inminencia o llegada del parto, ni ella tiene mucho más trabajo que hacer y a mí sólo me queda intentar no mirarme mucho en el espejo. Y eso que llevo engordados 11 kilos, que se supone que están muy bien, pero qué queréis que os diga, yo me veo y me siento como un cachalote, con la agilidad de un octogenario con artrosis y una prótesis de cadera, que da pena verme arrastrarme por las esquinas y caminar como Robocop por los dolores en las partes bajas que me produce el peso del barrigón. Pero caminar sigo caminando muchísimo, a todas horas, que dicen que es bueno para adelantar el parto o, al menos, para que no se atrase, así que no paro de lucir mis recién estrenados andares de "no puedo con mi vida ni con este barrigón" y mis chanclas (o cholas, que diría mi amiga Alejandra), que es casi lo único en lo que puedo meter los pies de hobbit... con lo que una ha sido... qué pena. Pero que no se diga que una no lo intenta aún a costa de una pérdida total de dignidad y amor propio dejándose ver de esa guisa.

Me despido hasta el próximo post, 

Fdo. Frodo Bolsón.

viernes, 5 de julio de 2013

Los pendientes de la cachorrina

En España, como en la mayoría de países de América Latina, es común hacerle los agujeros de las orejas a las niñas cuando son recién nacida; sin embargo en otros países del norte de Europa o en EEUU, se considera esta práctica una barbaridad y es la propia niña la que decide cuando es mayor si se pone los pendientes o no.
En España, en tiempos de nuestras abuelas, madres o nosotras mismas, no había debate acerca de la procedencia o no de hacer los agujeros, simplemente si nacías niña, en la propia maternidad te los ponía la matrona, siendo inmediata la relación nacimiento-pendientes. Sin embargo, como en todo, hoy en día surge el debate de si es apropiado hacerlos e incluso de si es una decisión racional o una práctica un poco salvaje. (De hecho los hospitales y maternidades han de jado de ponerlos y debes acudir a una farmacia o similar si quieres que la nena lleve pendientinos.)
Yo no creo que sea muy racional, y soy consciente de que es un elemento artificial y antinatural que se coloca ahí atravesando de mala manera la oreja, pero qué queréis que os diga, yo estoy encantada con mis agujeros, me chiflan los pendientes y le agradezco a mi madre que me los pusiera en un momento en el que no ha podido quedarme ningún recuerdo y cicatrizan con mucha más facilidad, evitándome así el tener que ponerlos con mayor sufrimiento de mayor (de hecho cuando en mi adolescencia -qué difícil no ser un poco choni con 15 años-, me hice algún agujerillo más en la oreja, nunca llegaron a cicatrizar del todo bien). Además, aunque vistas a la niña de rosa de arriba a abajo, llena de encajes y lazos y con una tiara de Princesas Disney que diga "Soy una princesa", para el resto del mundo será un niño hasta que no lleve pendientes. Es así.
Las niñas, a mi modo de ver, están más monas con los pendientinos y prefiero ponérselos a la cachorrina antes que después porque, como tenga el carácter que me temo que va a tener (que tiene a quién salir) cualquiera la aguanta cuando todas sus compis del cole tengan pendientes y ella no. Además, creo sinceramente que es mucho menos traumático ponérselos al nacer y que cicatrizan mejor porque el cartílago de la oreja es más finito de lo que será en cualquier otro momento de su vida y la capacidad de regeneración y cicatrización de su cuerpo es la más alta también que tendrá. Y así nos lo dijo la matrona cuando alguna mami de futura portadora de pendientes le preguntó sobre la conveniencia de ponerlos. La respuesta de la matrona fue que era decisión nuestra, pero que si teníamos claro que queríamos que la niña llevara pendientes, cuanto antes se pusieran mejor.
Total, que tanto rollo para decir que sí, que habemus pendientes y que se los pondré a Nerea lo antes posible al salir del hospital.
Estos son los pendientinos de la cachorrina, unos brillantinos diminuuuuutos de oro. En la foto están ampliados al máximo así que debéis imaginaros que son poco más que la cabeza de un alfiler, pero para una recién nacida quería que fueran lo más discretos y chiquitinos posible.
Eso sí, de ponerlos, hay que hacerlo bien, nada de ir a hacer agujeros a cualquier local lúgubre como si de un piercing en el ombligo se tratase. Los pendientes conviene ponerlos en una farmacia con material esterilizado y deben ser de oro de mínimo 14 kilates para asegurar que no le provocará ninguna alergia. Además deben ser muy pequeños, porque con las mini orejinas que tienen, ya me diréis, y para que no los puedan enganchar, y el cierre debe ser siempre de rosca, no a presión, para que no los pierdan con facilidad y, lo más importante, para que no puedan clavarse la parte de atrás o puedan hacerse daño.
En cuanto a los cuidados una vez puestos, recomiendan lavar bien la zona y mover el pendiente un par de veces al día durante las primeras semanas para que vaya cicatrizando bien el agujero y no cambiarle los pendientes durante el primer año de vida.
Y vosotr@s, qué opináis del tema que nos traemos entre manos? Pendientes de recién nacida, ¿sí o no?

miércoles, 3 de julio de 2013

El síndrome del nido

Durante las últimas semanas del embarazo muchas futuras mamis, sobre todo las primerizas, manifiestan una necesidad imperiosa de tenerlo todo listo, limpio y organizado para la llegada del bebé. Es lo que popularmente se conoce como "síndrome del nido". Se trata de un mecanismo de distracción ante la inminencia del parto que tiene un efecto tranquilizador sobre la madre al saber que todo estará a punto llegado el momento.
 
 
 
En algunas mujeres el síndrome del nido se manifiesta como un estado de híperactividad en el que les cuesta mucho estarse quietas e incluso conciliar el sueño por las noches porque necesitan mantenerse ocupadas para no pensar en el parto ni en la espera, pero en otras se trata más bien de la necesidad de limpiar, organizar y colocar la casa y todas las cosas del peque.
 
En mi caso, estoy más bien en el segundo grupo, y es que ya me estoy emocionando poniendo lavadoras con todas las cosas de la cachorrina, colocando para tener a mano todo lo que necesitaré los primeros meses, organizando el armario (que abro y reabro mil veces al día para comprobar que todo sigue en su sitio o por el simple placer de verlo lleno de monisiteces de bebé, aaaayyy...), recopilando y repasando las listas que publiqué con las cosas que me puedan faltar para tenerlo todo rematado,  persiguiendo al Cangués para que limpie el maletero del coche -y, ya puestos, el coche entero-, ambientando la habitación y los armarios y cosas de la peque para que todo huela a bebé y a gloria bendita, que viene a ser lo mismo, y pensando seriamente en esterilizar y desinfectar cualquier cosa que vaya a estar en contacto directo con la cachorrina. Un sinvivir, oiga. 
 
 
 
Ya tengo montada la cuna, con su ropa de cuna y peluches incluídos, ya recogimos el carricoche y estuve ayer toda la mañana monta y desmonta con las tres partes del trío y paseándolo por casa como una loca, aparte de lo que os digo del proceso de lavado y planchado de toda la ropina, toallas, sábanas, mantina, arrullos, etc. de Nerea. Me habían recomendado lavarlo todo con jabón especial para bebés para que nada pueda darle alergia a la delicada piel con la que nacen y en ello estoy.
 
También me está dando la ansiedad de tener listas las cosas para el hospital, y como nos vinimos a Cangas (el pueblo del Cangués), empecé a hiperventilar pensando que tengo que retrasar la puesta a punto un par de días más. El cuerpo me pide correr como una loca de tienda en tienda haciéndome con todo lo necesario y sentarme cual desquiciada de psiquiátrico delante de las bolsas comprobando mil veces que no falta nada y agarrada a los macutos en posición de salida de los 3000 metros obstáculos en una competición de atletismo. Y es que esto de sentir que el parto está a la vuelta de la esquina y que cualquier día de éstos podría ser en el que viera por primera vez a mi cachorrina, trastorna y la vuelve a una muy loca nivel Jack Nicholson en El resplandor.
 
 
 
Y vosotras ¿Cómo vivistéis los últimos días y semanas? ¿Padecistéis el síndrome del nido?
 
Seguid tan guap@s y hasta el próximo post :)