jueves, 28 de febrero de 2013

Qué ponerse durante el embarazo


[Con lo que me gustan a mí los trapos, no me explico cómo no había hecho antes este post. Pero aquí voy: a intentar compaginar mi amor por la ropa y mi creciente barriga (ya camino de barriguísima).]

He estado mirando revistas, blogs, catálogos y embarazadas por la calle para echar un ojo a qué es lo que mejor sienta cuando tienes un tripón que te impide verte los pies, o peor, esa barriga cervecera de los primeres meses que no luce nada.

Después de mucho observar he concluido que, en mi opinión, estas son las ideas básicas para vestirse durante el embarazo, o, al menos, lo que yo me pongo y cómo lo hago.

PRIMER TRIMESTRE

El primer trimestre es un poco turbio, por lo que os comentaba de la barriga cervecera. No tienes tripa de embarazada, pero tampoco estás normal. Tienes como una forma extraña en el vientre que simplemente te hace parecer más gorda, así que en el primer trimestre lo que hay que hacer es disimular ese pequeño y desconcertante abultamiento.

Todavía te sirve tu ropa de siempre, pero queda peor en la zona de la barriga, así que toca ponerse cosas más holgadas que disimulen: vestidos sueltos, en forma de trapecio o túnica, vestidos y camisetas o blusas corte imperio, blusones y jerseys anchos, y cualquier prenda que quede flojita en la zona de la cintura para que no se note el bulto (también vienen bien las que tienen plisados o volantes para disimular).











SEGUNDO TRIMESTRE

Al principio del segundo trimestre estás un poco como al principio, tapando un poco la incipiente barriguilla. Pero a partir de la segunda mitad (la que yo acabo de empezar) ya llega lo bueno: la tripa ya es TRIPA, ya te ves (y te ven) embarazada y lo que apetece es empezar a lucir barriguita, que además es muy redondita y muy mona.

Antiguamente, las embarazadas siempre intentaban ocultar la barriga todo el embarazo llevando cosas holgadas tipo saco, pero desde hace unos años lo que se lleva (y lo que mola, la verdad) es lucir tripa sin complejos, al fin y al cabo estás embarazada, lo cual es precioso, y la barriga hay que pasearla con orgullo y alegría, ¿o qué?

Así que ahora sí, toca llevar ropa premamá o lo que puedas aprovechar de tu armario (yo bastante, ¡bien!) y lucir barriga todo lo que puedas. (¡¡Ojito!! Lucirla no quiere decir enseñarla modo Britney Spears venida a menos, quiere decir marcarla elegantemente, pero lógicamente sin enseñar ombligo. ¡La carne bien tapadita! Que tengo vista alguna que es de desprendimiento de retina... Muy Callejeros.)




Como básicos premamá yo diría que puedes tener unos vaqueros y unos leggings negros, camisetas de premamá básicas blanca y negra (de tirantes y de manguita), un vestido ajustado para pasear la barriga (me encanta cómo quedan estando embarazada) y el resto a poner capas por encima y complementos para ir cambiando los looks; también aprovechando blusas, vestidos y chaquetas o cazadoras (que deberás llevar siempre abiertas porque no abrocharán) de los que ya tenías y que te pueden seguir sirviendo. También puedes aprovechar las faldas que sean sueltitas y de goma en la cintura, poniéndolas por encima (o debajo de la tripa); e incluso las largas pueden dar mucho juego porque no enseñan las piernas si se te hinchan por retener líquidos (lo mismo los vestidos largos) y también las puedes poner como vestido si las subes por encima del pecho.











Eso sí, si llevas prendas más holgadas, y en general casi siempre, para evitar parecer una mesa camilla, creo que es imprescindible ponerse un cinturón por encima de la barriga que la marque bien y te estilice.





En cuanto a los tacones, yo creo que estilizan mucho y que las embarazadas (como cualquiera) están más guapas con ellos, así que yo los pondré ¡¡mientras mis pies y mi espalda me dejen!!

TERCER TRIMESTRE

Los últimos meses creo que la idea es seguir con lo mismo que en el segundo trimestre solo que luciendo un tripón de escándalo.

Eso sí, precisamente por ese tripón tremendo supongo que ya será más complicado el tema tacones, y algo así como imposible ponerte cosas en los pies que haya que atar, así que creo que mi básico serán bailarinas al canto… bueno, y tacones cómodos, ¡¡jolines!! ;P

POSTPARTO

Al parecer después de tener a tu bebé las cosas no vuelven a su sitio por sí solas y te queda una especie de broma de barriguilla fofa muy fea hasta que los músculos del abdomen vuelvan a su sitio, así que habrá que volver a la fase de ocultamiento igual que en el primer trimestre.

Ah!! Y pueden venir muy bien los pañuelos y fulares al cuello, al principio y en el posparto porque pueden disimular más la tripilla esa, cuando tienes barrigón porque compensan un poco las formas e incluso puede llevarse ajustado con un cinturón como otra capa más; y en la lactancia para poder dar el pecho más discretamente cuando tu bebé te lo pida concediéndole un poco de intimidad, jeje…




DURANTE TODO EL EMBARAZO Y POSTPARTO (¡¡Ojito al parche otra vez!!)

No intentes esconderte y dejar de arreglarte ni aunque te veas gorda, hinchada o fea: siéntete guapa que el embarazo es precioso y se le puede sacar mucho partido al estado de buena esperanza!! Aunque la ropa premamá no te motive mucho, tú puedes darle tu estilo con complementos y accesorios bonitos y plantándote el rimmel y el lápiz de labios. Y no caigas en la tentación (que ya he visto varias en las consultas del gine y ecografías) de plantarte el uniforme Quechua hasta para ir de boda solo porque “total ya no te ves bien y al menos vas cómoda” (¡errorrrr!). Cuánto daño ha hecho el Decathlon…


Es broma, cada una que haga lo que le apetezca y se ponga como mejor se sienta, jaja, pero ¡¡así es cómo yo lo veo!!

Un besín!!

Fotos vía Pinterest y Asos.

lunes, 25 de febrero de 2013

Cuna sidecar


Una de las cosas que te tienes que plantear cuando llega el bebé, es la disyuntiva “colecho o no colecho” con tu hij@. ¿Que qué es el colecho? Pues simplemente se trata de que el bebé duerma en la cama con sus padres, en lugar de en su cuna o incluso en otra habitación.


Si buscas en Internet hay todo tipo de opiniones a favor y en contra del colecho. Durante muchos años se consideró un error que los padres dejaran dormir a sus hijos en su misma cama, alegando que sería mucho más difícil pasarlos después a su propia cama, que siempre querrían dormir con sus papás y que puede ser peligroso porque se puede aplastar al bebé, sin querer, mientras duermes. Yo esto no creo que sea así, creo que el propio niño termina queriendo también su espacio (y además algo de autoridad tendrás que tener, y si tiene que dormir en su cama, tiene que dormir en su cama). Y tampoco creo que sea posible ni remotamente que los padres olviden, aún durmiendo, que el bebé también está en la cama. ¿Alguien ha visto alguna vez en el telediario la noticia del bebé aplastado por sus padres mientras dormían? Yo no. Además se entiende que antes de la llegada del bebé, la pareja ya está acostumbrada a dormir en la misma cama y nunca se han aplastado mutuamente (al menos sin querer). Yo veo más fácil que con el tiempo el bebé vaya cogiendo confianza y sea él el que arrincone a sus padres o se les suba por encima...


Por otro lado, los que están a favor del colecho alegan que es mucho mejor el contacto con el bebé, que éste se siente más seguro al tener a sus padres cerca y que es lo más práctico para la lactancia porque no tienes que levantarte ni levantar al peque para darle el pecho, se lo das allí mismo y así el descanso de ambos se ve menos perjudicado.

A mí personalmente me parece más sano y natural para el bebé el colecho, y más cómodo si el bebé llora o tiene hambre de madrugada; pero tampoco lo veo ahí plantao en medio de la cama entre sus papis, así que he hecho mis deberes y he descubierto la solución perfecta (al menos para nosotros): la cuna sidecar (también llamada cuna colecho; pero qué queréis, mola más sidecar).


Como veis, la cuna sidecar consiste básicamente en que le falta una de las barandillas y que va totalmente adosada a la cama, de tal forma que el niño conserva su propio espacio pero está en contacto permanente con sus padres y si está intranquilo, sólo tienes que estirar el brazo para acariciarlo, darle el chupete o lo que necesite, y si tiene que mamar, sólo tienes que acercarlo un poco a ti, sin levantaros ninguno de la cama, favoreciendo el descanso. Desde que la descubrí me parece la mejor opción, sin ninguna duda.


Las cunas sidecar las venden ya adaptadas pero cuestan un pastizal (que os preguntaréis como yo, cómo pueden ser más caras que las normales si les faltan piezas, pero es así, misterios de la humanidad o cosas del diseño…), así que he encontrado ya varias mamis alumbradas que lo que han hecho ha sido adaptar su cuna normal de forma súper sencilla. Básicamente consiste en quitarle la barandilla que se puede mover a la cuna y adosarla a la cama mediante bridas o cuerdas para que no se mueva ni se separe. Para que los colchones queden acoplados, basta con comprar medidas de espuma o cojines que sirvan para ajustar lo máximo posible que los dos colchones queden perfectamente pegados y no puedan moverse. A nosotros nos dejan la cuna, así que la adaptaremos. Prometo enseñaros cómo queda cuando la tengamos montada.


Y vosotras mamis presentes o futuras, ¿colecho o cada uno en su sitio?, ¿alguna habéis usado la cuna sidecar?

Hasta el próximo post, un besín.

sábado, 23 de febrero de 2013

Carta a Nerea (I)


Querida hija,

Ya estamos casi en la mitad de tu etapa como inquilina de mi barriga (también tú, dónde te fuiste a meter…). Hace ya tres meses que supe que estabas en camino y que le di la noticia a tu padre. Se puso loco de contento y levantaba los brazos como si hubiera ganado el Tour diciendo: “si es que donde hay un macho…”, daba gusto verlo (ya te pondré el vídeo, no te preocupes); y todo porque llegaste muy rápido, vamos que no te hiciste de rogar nada, ni un poco. Por eso yo te reconozco que me dio un ataque de “aymadre, aymadre, aymadre…” cuando confirmé la noticia y todavía no se lo había contado a él. En ese momento en el que éramos solo tú y yo, reí, lloré, hiperventilé y me quedé muerta en el sitio pensando en que eras real, que ya estabas dentro de mí, y en todo lo que supondría tu llegada en nuestras vidas. No pienses que dudaba o no te quería, nada de eso, porque desde que vi que el test de embarazo era positivo, supe que ya serías el centro de mi vida para siempre y la personita más importante del mundo para mí y para tu padre. ¡¡De ahí el susto!!

Por papá, no te preocupes, que ni susto ni nada, de hecho lo que él me dijo fue: “qué susto ni qué susto, ya verás que bien lo vamos a pasar…” y hala, tan contento. Ya le verás cuando salgas, le reconocerás en seguida cuando veas a un chico alto y guapo, feliz y con el puño en alto cuando asomes la cabecina. (Por cierto, desde ya te aviso que va a querer subirte a todos los árboles que encuentre.)

Pero no sólo nosotros estaremos para recibirte, que sepas que tienes a tus abuelos ya nerviosos, a tus abuelas recuperando la afición por el punto y el tricot (venga mantas y chaquetinas) y a tus tías pensando mil formas de malcriarte (por favor, no te dejes, que luego eso tiene mal arreglo), porque te informo de que serás primera nieta y sobrina por ambas partes… ¡¡el acabose!! Y más gente, no te creas que se queda ahí la cosa, porque tendrás tíos y primos, postizos y de verdad, para jugar, y una bisabuela guapísima con más energía que todos los demás juntos.

Hoy no me enrollo más que estarás queriendo dar volteretas y patadas a tu aire, que por cierto, vaya horas escoges, las 2 de la mañana y tú de fiesta ahí dentro. Lo de trasnochar tendrás que dejarlo para cuando seas mayor de edad, aunque igual tienes que llevarte a tu padre contigo porque si no el pobre no va a dormir pensando que ahí fuera hay “mastines” que pueden cruzarse en el camino de su nena. Probe, no le queda nada.

Que sepas que ya se te quiere y se te espera, un besín,

Mamá. 

Pd: Aquí te dejo la foto más reciente que tengo de papá y mamá, para que nos vayas conociendo. El año que viene nos disfrazamos los tres juntos, así que vete pensando en algo.



miércoles, 20 de febrero de 2013

Seguridad en el embarazo

Una de las cosas que más me preocupan últimamente es evitar cualquier tipo de accidente, golpe o caída tonto que pueda hacer daño al bebé. No creáis que soy una loca de la seguridad y que pretendo ir envuelta en plástico de pompitas hasta que dé a luz. No. Mi preocupación está plenamente justificada y tiene su origen en la facilidad innata y predisposición natural que tengo para caerme o autolesionarme con las cosas más tontas, así como al índice de siniestralidad absurdamente alto que tengo en un coche.




En cuanto a lo primero, mi facilidad para caerme y autolesionarme, he decidido tratar de tener más cuidado y procurar no hacer cosas que habitualmente hago como echar a correr cual posesa detrás del autobús si veo que se me escapa (ésta se me olvida la mayoría de las veces), especialmente si hay lluvia o nieve. Y adoptar otras costumbres como caminar más despacio, y no como si me persiguieran, que es lo que suelo hacer; evitar las escaleras en la medida de lo posible y, si las utilizo, usar el pasamanos; tener más cuidado en la ducha y pisar en las superficies antideslizantes; no subirme a la silla y de ahí a la encimera de la cocina, y de la encimera, trepar, colgarme de los armarios y ponerme de puntillas apoyándome en cualquier sitio para ver si alcanzo a coger cualquier cosa hasta que me doy cuenta de que no sé cómo  llegué ahí arriba y no me atrevo a bajar; asumir que con la barriga creciendo mi agilidad no será la misma y no puedo esperar que mi cuerpo reaccione igual ante las situaciones imprevistas (que ya no reaccionaba muy allá en circunstancias normales, la verdad); y bajarme de los tacones más altos (ésta va a ser más difícil).



Respecto al tema del coche, lo primero que recomiendan si conduces es sentarte lo más lejos posible del volante y que éste quede a la altura del pecho, nunca de la tripa. Yo este problema no lo tengo porque, como dije, lo mío con el coche merece un blog aparte, así que intento no conducir nunca y viajar siempre de copiloto donde mi siniestralidad es mucho más baja. Pero aún de copiloto, es importante no sentarse muy cerca del salpicadero, sobre todo si el coche tiene airbag de pasajero, y debe llevarse siempre el cinturón de seguridad, intentando que no nos oprima la tripa. Para ello existe un cojín adaptador para embarazadas con el que enganchas el cinturón por debajo de la barriga, de tal forma que, en caso de frenazo o accidente, el cinturón no pueda dañar al bebé. Yo empecé a utilizarlo desde el tercer mes de embarazo y la verdad es que estoy contenta con él y viajo más tranquila. De hecho, antes de tenerlo iba sujetando el cintu con las manos porque no me gustaba llevarlo en medio de la tripa, así que me parece una solución bien pensada (aunque a veces parezca que vas como espatarrada en el asiento, jaja...).



En fin, ¡tendré que intentar acordarme de todo y tener más cuidado! 
Hasta el próximo post. ¡Un besín!

martes, 19 de febrero de 2013

El nombre

La elección del nombre del bebé es una de las decisiones más importantes que van a tomar los padres en el embarazo y, a no ser que los dos tengan muy claro desde el principio el nombre que quieren para su hij@, y haya consenso, lo cual es complicado, entonces puedes tirarte meses dándole vueltas.


No es una cuestión que pueda tomarse a la ligera, porque al final la criatura, que no tiene culpa de nada, tendrá que convivir con el nombre que le pongas toda la vida. Aunque a partir de los 18 puede cambiárselo, ya habrá pasado lo peor: el colegio. Porque todos sabemos que la escuela es implacable para según que cosas, y puedes hacerle la adaptación más difícil a tu pequeñ@ si, por ejemplo, le pones un nombre con rimas fáciles y poco afortunadas.

Entonces, para escoger, debes tener varias cosas en cuenta (con el colegio siempre en mente, jaja): tiene que ser un nombre que os guste a los dos, tiene que quedar bien con el apellido (se puede liar muy parda con según que combinaciones nombre-apellidos, o puede quedar simplemente fatal), que no sea muy raro o difícil de escribir porque sino se va a pasar la vida deletreándolo y aguantando que le llamen de todo menos por su nombre), pero que tampoco sea el más común en su entorno para que no se llamen todos los niños igual y tenga un poco de individualidad (si coincide en nombre con la mitad de la clase, lo más probable es que termine con un apodo para diferenciarlo, que no siempre será de su agrado, ni del tuyo, jaja). Para evitar esto, se pueden consultar en miles de paginas cuáles han sido los nombres más comunes los últimos años, para que veas por dónde van los tiros. También se tiene en cuenta para elegir el nombre que sea corto, o que si es largo, tenga un diminutivo como mínimo aceptable, porque todo el mundo le va a llamar por él, por mucho que tu trates de evitarlo.En fin... un temón...


Nosotros hemos tenido suerte porque estamos esperando una niña y en este caso teníamos el nombre bastante claro desde el principio, aunque con alguno de reserva, por si acaso. Pero si llega a ser niño hubiéramos tenido que llamarlo Niño hasta que tuviera edad para escoger él solito, porque no llegábamos a un acuerdo. A mí sólo me gustaban Pelayo o Mateo, y a Miguel, Bruce Willis (o Brusgüilis, que no queríamos nombre compuesto). Y cada uno en sus trece, oye, jaja... Yo creo que venía niño y cuando escuchó el tema de los nombres decidió ser niña.

El caso es que sí, que para facilitarnos enormemente las cosas es una nenina que se llamará (mejor dicho, ya se llama): NEREA. Es un nombre que a mí siempre me encantó, a Miguel también le gustó mucho y ninguno de los dos tenemos ningún familiar que se llame así. Además, como va a ser más asturiana que la sidra, la fabada y las fiestas de prao juntos, nos gusta que tenga el recuerdo de su paso por Pamplona (a fin de cuentas fue concebida allí y allí vivirá al menos el primer año de su vida). Aunque esto es una tontería porque el nombre me gusta muchísimo y la hubiera llamado así aunque la hubiéramos encargao en Albacete. Pero como coincide, pues mejor que mejor, jaja. Por cierto, me han dicho mis amigas vascas y navarras, que Nerea significa Mía, y me he dicho "perfecto, pues como es mía, ahí lo tienes". 


Me gusta. :)

sábado, 16 de febrero de 2013

Mi barriga de 4 meses

Desde que entré en el cuarto mes de embarazo tengo la sensación de que ha empezado a crecerme la barriga por horas. Os prometo que según avanza el día cada vez que la miro o la toco (ya de forma compulsiva) la veo más grande. Supongo que eso es bueno y quiere decir que la peque está creciendo y engordando sin problemas. 


Para que veáis que no os miento, aquí está la prueba:


Hoy no me voy a alargar para compensar el post anterior, jeje, pero sólo quiero deciros que ayer nos llamaron para darnos el resultado del test rápido de la amniocentesis y ¡¡¡TODO ESTÁ PERFECTAMENTE!!! Lo que quiere decir que para el mes de julio tendremos una niña preciosa (que lo sé yo) y sana con la que jugar. Como dice su padre: ¡vaya bien que lo vamos a pasar! :)

Feliz finde a todos!!

jueves, 14 de febrero de 2013

La amniocentesis


Hace unas semanas os hablé del Triple Screening o Test combinado para detectar posibles anomalías en el feto. Como ya os adelanté en ese post, si el triple test arroja una probabilidad de 1/270 o inferior de que el bebé pueda venir con alguna alteración genética o cromosómica te dan la opción (muy recomendada en esos casos) de que te hagas una amniocentesis. Lo mismo aconsejan si la madre es mayor de 35 años, al ser mayor el riesgo.


Pues bien, nuestro Test cominado daba como resultado una probabilidad de 1/540. Esto quiere decir que si yo me quedara embarazada 540 veces, de todas ellas, una el bebé vendría con alguna enfermedad genética o alguna alteración cromosómica. Estábamos obviamente bastante por encima de lo que se considera la zona de riesgo. Pero dentro de nuestros resultados del Triple Screening nos salían todos los parámetros perfectos, menos uno: una de las hormonas que miran nos salía justo en el límite de la normalidad. Bien, pero muy cerca de ese límite, lo que hacía que a pesar de la excelente medida del pliegue nucal del bebé, de no tener antecedentes familiares y de mi edad (29 años), nos bajara la probabilidad a ese 1/540 (en lugar de un 1/1000 o 1/3000, por, ejemplo, que sería un resultado más acorde con mi edad). El resultado de ello fue que el ordenador, al situarnos lejos de la zona de peligro nos diagnosticara un riesgo bajo de que el bebé pudiera venir mal y por tanto no recomendaba ninguna prueba añadida, pero el ginecólogo, en vista de que esa hormona estaba cercana al límite, nos ofreció la posibilidad de realizar la amniocentesis, para que nos quedáramos tranquilos.

La verdad es que no nos llevó ni un minuto confirmarle allí mismo que la haríamos, porque ya que te la ofrecen, mejor salir de dudas que quedarte pensando en ello hasta el final del embarazo. Por supuesto, nos avisó de los riesgos que tiene esta técnica, como es su deber, pero hoy en día, la verdad es que son casi inexistentes.

Este lunes me hice la prueba y quiero hablaros de ella porque sé que hay un poco de desconocimiento en la gente que no la ha pasado, que fue lo que me ocurrió a mí, de forma que se le tiene mucho miedo (yo lloré cuando la mencionó el ginecólogo, no os digo más, jaja) para lo que luego de verdad es y el bajísimo riesgo que tiene actualmente.

La amniocentesis, al contrario que el Test combinado, es una intervención invasiva porque consiste en la extracción de líquido amniótico de la bolsa en la que se encuentra el bebé y, lógicamente, para hacer esa extracción, necesitan pinchar el útero introduciendo una aguja con la que extraen el líquido necesario. De ahí que te adviertan de los posibles riesgos (como cualquier intervención, no pueden darte una seguridad del 100% de que todo saldrá bien, que también tienen que cubrirse las espaldas), de que se rasgue la bolsa, se pinche al niño o se escape el líquido amniótico produciendo un aborto. Hace unos años el riesgo de aborto era de un 1%, pero en la actualidad ese riesgo es inferior al 0’2% y debo decir que desde que supe que me la haría he hablado con mucha gente que se la hizo y nadie tuvo ningún problema ni nadie conoce a nadie (ni siquiera una vecina que tiene una amiga que conoce a una mujer que…) que haya tenido ningún problema con la prueba. Incluso he hablado con gente que, a pesar de tener los resultados muy positivos y no ofrecérsela si quiera el ginecólogo, pidieron hacerla por conocer a personas que no la hicieron al tener una probabilidad de 1/1000, y luego tuvieron un bebé con síndrome de Down. Porque al final, por pequeña que sea, la posibilidad siempre está ahí, y la amniocentesis, hoy por hoy, es la única prueba que existe que arroja un resultado 100 % fiable en la detección de cualquier patología genética que pueda padecer el niño.

Una vez aclarado esto, os cuento mi experiencia al hacerme la prueba. Mi experiencia es que es mucho más molesto estar una hora y media en la sala de espera del hospital que la prueba en sí, jaja. Yo del pinchazo ni me enteré. Te hacen una ecografía para comprobar donde está situado el bebé en todo momento y cuando más o menos ven que está tranquilo y no se mueve mucho, y ven un hueco, te hacen la punción en la barriga hasta el útero con una aguja  larguíiiiiiisima (sólo duele verla, no que te pinchen) y en unos segundos  extraen el líquido y sacan la aguja sin que casi te des ni cuenta. La aguja es muy fina y prácticamente no sientes nada cuando te pinchan, al menos ese fue mi caso. Se nota bastante más la aguja de una extracción o análisis de sangre. ¡Palabra!


Ahora viene el rollo: Para asegurarse que la punción cierra bien y no te pasas haciendo esfuerzos, debes estar 24 horas en reposo absoluto y 2 días más de reposo relativo. Vamos, que tienes que estar 3 días encerrada en casa, lo que viene a ser un coñazo, no nos engañemos. Por suerte los 3 días ya han pasado y hoy ya estoy haciendo vida normal, ¡¡bien!!

En cuanto a los resultados, lo normal es que tarden unas 3 semanas porque tienen que hacer el cultivo del líquido extraído, pero pueden hacerte un test rápido de 48 horas que ya descarta las enfermedades más comunes, como el Síndrome de Down, de tal forma que si ya tienes bien ese primer resultado, el resto de anomalías es muy improbable que den positivo. En nuestro caso, como lo único que querían mirar era esa hormona (dichosa y puñetera), nos pidieron el test rápido, así que mañana tendremos los resultados.

La amnio también nos ha servido para confirmar que, efectivamente, ¡¡es una muñequina!! Así que no ha aparecido churrina de última hora (ya me extrañaba a mí), jaja, y queda reafirmado que tendremos una niña (nena para Miguel, que ya está pensando en la recortada que va a necesitar cuando empiecen a interesarle los chicos, fíjate tú en lo primero que piensa el padre, jaja…).



En fin, que espero que este post sirva para tranquilizar a todas aquellas futuras mamis que reciban la recomendación de hacerse la amniocentesis y estén un poco asustadas sobre la prueba. De verdad, no es nada. En serio: nada. A mí hasta me decepcionó, si me apuras, jaja… No os preocupéis porque, además, es genial poder descartar ya a estas alturas del embarazo más de 20 patologías que puedes saber al 100 % que tu bebé no padecerá.

Vaya rollísimo que os eché hoy. No me lo tengáis en cuenta, que llevo 3 días metida en casa. ¡¡Un besín!!